Para. No es lo que piensas. De verdad. Aunque que creas que el siniestro se empieza a tramitar cuando se lo comunicas a tu corredor de seguros, no es así. Tampoco comienza su tramitación cuando lo haces directamente a la aseguradora.
Presta mucha atención. Va en juego tu dinero.
El siniestro se empieza a gestionar mucho antes, sí. Mucho, mucho antes de que haya ocurrido. Sí, no te asombres, es la realidad. Puede que te preguntes ¿Cómo se puede empezar a tramitar un siniestro incluso antes de que vaya a ocurrir? ¿Cómo, si ni siquiera sé qué es lo que puede suceder? ¿Acaso antes de suscribir la póliza he de contratar los servicios de un futurólogo?
La respuesta es única, es indubitada. No cabe otra.
La tramitación del siniestro comienza cuando se confecciona la póliza. Cuando respondemos las preguntas de nuestro corredor de seguros. Cuando cumplimentamos el cuestionario que debemos rellenar. Es, ese momento, en el que se comienza a gestionar un posible siniestro.
La descripción veraz del riesgo a asegurar, siendo honestos con nosotros mismos y con el mediador de seguros, será lo que en consecuencia lleve a que las prestaciones de la aseguradora cumplan con mis expectativas. Sin sorpresas de exclusiones. Sin aplicaciones de reglas proporcionales, reglas de equidad que reduzcan la indemnización.
Conocer y Reconocer.
Para ello nuestro asesor en seguros, nuestro corredor, debe conocer qué preguntas hacer para analizar la tipología del riesgo a asegurar, los siniestros más habituales de esa actividad en general, y en concreto, la de ese riesgo a cubrir.
Si nos encontramos con una comunidad que se encuentra deshabitada en su mayoría, es muy posible que deba hacer más énfasis en coberturas de daños por agua de tuberías comunitarias y privadas, la garantía de actos de vandalismo y la defensa jurídica. Si es un edificio con oficinas y locales comerciales, la responsabilidad civil cobrará aún más importancia de la que tiene habitualmente dada las consecuencias económicas de un siniestro en el que se van a asumir muy posiblemente mayores costes de indemnización.
Ahora trasladamos el análisis asegurador a una PYME. La confección de la póliza se hace mucho más laboriosa. No basta con unos datos de capitales de continente y contenido. Hay que analizar las consecuencias de una paralización por el supuesto percance. Las zonas rojas de riesgo donde el siniestro puede hacer cerrar una empresa. La situación socio-económica del sector de la actividad de la empresa y en particular la situación de la compañía que nos ocupa el estudio e incluso la de sus socios. Quienes son sus proveedores y clientes. Si exporta, ¿a qué países lo hace?. Y así, un sinfín.
En definitiva, no hay un riesgo igual porque, aunque la actividad sea la misma el resto de factores es diferente.
Por eso, el siniestro se empieza a tramitar, se empieza a resolver, cuando construimos la póliza.